Samstag, Juli 03, 2010

"Montparnasse" (1929) By Eugene Deslaw


As you probably will know by now, mein liebers, this German count prefers the cosy dark and humid Schloss chambers and is reluctant to put his aristocratic feet outside its thick walls, This is due to laziness, the aristocrat’s favourite vice from among the seven deadly sins. So if someone were to suggest an outing to a place crowded by frenchified commoners and-even worse-artists- there is little chance this German count would risk going to such a dangerous place.

Fortunately, this Herr Von hasn’t the need to makes such a risky expedition because Herr Eugene Deslaw did it for him (and for all aristocrats) by making his short film “Montparnasse” in the silent year of 1929. Thanks to Herr Deslaw and his cameraman, this Herr Graf, together, with youngster silent fans, can watch the daily life in that well-known district of Paris from a safe distance. Montparnasse has been famous since the beginning of the last century for being a home and workplace for artists ( painters, sculptors, writers, film directors ). The film shows them at work and finds time to spend in the popular night spots in the district (no surprise there, given the leisurely manner of living for those bohemian artists).

Herr Deslaw creates an interesting historical portrait of Montparnasse popular life: we see artists and commoners (no close-ups for them of course), people going to work and lingering in cafes; heavy traffic; the crowded market place; much frenzied activity. While there are elements of surrealism at work in the film, it puts aside the experimental techniques common in other important silent “city films” and strives more for lyrical realism and a documentary approach. To this Herr Graff, “Montparnasse” provides a valuable witness to a fruitful artistic time in one of the most famous districts of Paris.

And now, if you'll allow me, I must temporarily take my leave because this German Count must sell a Picasso owned by one of his rich heiresses.

Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

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Cómo probablemente ustedes ya conocerán a éstas alturas, mein liebers, éste conde germánico prefiere siempre las acogedoras, oscuras y húmedas estancias del Schloss antes que poner cualquiera de sus pies aristocráticos fuera de los grosos muros del susodicho Schloss, debido, sobretodo, a la pereza ( el más apreciado de los siete pecados capitales por parte de la aristocracia ) que esto le causa.
Por dicho motivo, si además alguien intenta sugerir una excursión a un lugar repleto de ordinarios afrancesados, o mucho peor aún, repleto de artistas, entonces las probabilidades de que éste conde germánico se adentre en tan peligroso lugar, son realmente escasas.

Afortunadamente, éste Herr Von no tiene la necesidad de hacer tan arriesgada expedición debido a que Herr Eugene Deslaw ya lo hizo en su día y por todos los aristócratas, tal y cómo queda reflejado en su cortometraje “Montparnasse” del año 1929.
Gracias a Herr Deslaw y su cámara, éste Herr Graf, desde una prudente distancia de seguridad, además de los jóvenes aficionados al cinema silente, pueden contemplar la vida cotidiana en tan conocido distrito de París.
Montparnasse fue un lugar muy conocido desde principios del siglo pasado por ser frecuentadas sus calles por numerosos artistas ( pintores, escultores, escritores o directores de cine ) los cuales vivían y trabajaban en el lugar, una zona parisina también muy popular por su ambiente nocturno, un hecho éste nada extraño si se tiene en cuenta la peculiar forma de vida que siempre llevan esos ociosos y bohemios artistas.

Herr Deslaw crea un interesante e histórico retrato social de la vida en Montparnasse, en donde se puede contemplar tanto a artistas como a gente ordinaria ( nada de primeros planos para éstos últimos, natürlich! ), imágenes de actividad frenética, en donde se intercalan planos de gente desplazándose hacia su trabajo o pasando el tiempo en los cafés, el numeroso tráfico de sus calles o su populoso mercado.
Aunque se pueden apreciar pinceladas de cierto surrealismo en el filme, se dejan de lado técnicas experimentales tan habituales en otras obras silentes de la época en donde la gran ciudad era la protagonista, optando mucho más por un cierto realismo lírico con trasfondo documental, una obra silente muy apreciable ésta como testimonio de una fructífera época artística en uno de los distritos más famosos de la capital francesa.

Y ahora si me lo permiten, les tengo que dejar momentáneamente, pues este conde germánico tiene que vender uno de los Picassos que posee una de sus ricas herederas.

Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

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