The European aristocracy have had always a special fondness and interest in decadent sports; elegant hobbies the object of which is to avoid any physical effort that might cause sweat and thus spoil the rice powder on their pale faces.
Having in mind these special characteristics, only the scarce bold ones show an interest for, MEIN GOTT!!... intellectual sports!!... like chess, a very complicated sport for this German count. Chess is important in “Le Joueur d’échecs”, together with European war disputes among Poles and Russians ( for once, Germans were not involved in such domestic affairs ) and a passionate and patriotic love story, all in a film directed by the French Herr Raymond Bernard.
“Le Jouer d’échecs” is a strange, interesting but failed oeuvre, a mixture of “fantastique” and historical film not well combined; it seems that Herr Bernard 's artistic ambitions eluded his grasp, in a film unevenly paced and over-long.
The successful elements of “Le Joueur d’échecs” are the historical events ( the resistance of the Polish nobility in front of the Russian omnipotence ) and the atmosphere, especially during the first part of the oeuvre in which a curious and vigorous camera captures carefully the different surroundings involved in those martial conflicts.
Another interesting aspect of the film are the bizarre robots designed by the Baron von Kempelen ( Herr Charles Dullin ), strange automatons that give to the film an eerie atmosphere, classicism entwined with early technology. This stands out very much at the end of the film depicting a phantasmagorical and peculiar revenge of the robots.
So we have a combination of historical film with powerfully and excessive patriotic Polish elements ( obviously, the Russian are again the bad ones ) together with XVIII century robots and a classical love story involving a revolutionary ( Herr Pierre Blanchar ) and the symbol of that revolution ( Dame Édith Jéhanne ) entwined with Russian court intrigues that involve Dame Catherine II of Russia herself and a machine that plays chess; certainly, Herr Bernard didn’t like simple or easy plots…
The superb art direction of the film, in which set design, lavish settings and costumes gives the audience the feeling of the Centre European XVIII epoch is perhaps Herr Bernard's major accomplishment in the film but the Pole-Russian intrigues ( film narrative in standby ) sometimes seem a mere excuse for the décor . The love story is obvious and predictable and performed by uninspired actors. Particularly stiff is Herr Charles Dullin, who is surpassed by his own robots who show more emotion and facial gestures than their creator.
“Le Joueur d’échecs” is an ambitious film that aims for excellence but precisely due to those many various and diversified elements is not well assembled by Herr Bernard and must be regarded as a failure, a good example, as a German proverb said: “that you can bite off more than you can chew”.
And now, if you'll allow me, I must temporarily take my leave because this German Count must keep in check some Teutonic rich heiress.
Herr Graf Ferdinand Von Galitzien
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La aristocracia europea ha mostrado desde siempre un especial interés por los deportes decadentes; elegantes pasatiempos en los cuales no está permitido el esfuerzo físico que genera sudor, el cual podría estropear los polvos de arroz que lucen en su pálidas caras.
Teniendo en cuenta estas especial características, solamente los más atrevidos aristócratas muestran interés por, MEIN GOTT!!... ¡deportes intelectuales!... como por ejemplo el ajedrez, un pasatiempo demasiado complicado para éste conde germánico.
El ajedrez es uno de los temas principales del filme “Le Joueur d’échecs”, conjuntamente con disputas bélicas europeas entre polacos y rusos ( por una vez los germanos no están involucrados en esos asuntos domésticos ), además de una pasional y patriota historia de amor, todo ello en un filme dirigido por el afrancesado Herr Raymond Bernard.
“Le Joueur d’échecs” es un extraña, interesante y fallida obra, una mezcla de “fantastique” y filme histórico no demasiado bien mezclado; da la impresión de que las ambiciones artísticas de Her Bernard le sobrepasan, en lo que resulta ser un filme irregular y demasiado largo.
Los elementos más logrados de “Le Joueur d’échecs” son los acontecimientos históricos ( la resistencia de la nobleza polaca frente a la omnipotencia rusa ), especialmente durante la primera parte del filme en la cual una curiosa y vigorosa cámara retrata cuidadosamente los diferentes lugares en los cuales transcurren esos conflictos bélicos.
Otro interesante aspecto del filme son los bizarros autómatas diseñados por el Barón von Kempelen ( Herr Charles Dullin ), extraños autómatas que proporcionan al filme una inquietante atmósfera, aunando clasicismo y tecnología primigenia, destacando especialmente la escena final del filme, en la cual transcurre una fantasmagórica y peculiar venganza llevada a cabo por dichos autómatas.
Por lo tanto tenemos un filme que combina elementos históricos, con poderosos y excesivos elementos patrióticos polacos ( obviamente, los rusos son de nuevo los malos del filme… ) conjuntamente con bizarros autómatas en pleno siglo XVIII, además de la mencionada historia de amor clásica entre un revolucionario ( Herr Pierre Planchar ) y el símbolo de la resistencia polaca ( Dame Édith Jéhanne ), entrelazado todo ello también con intrigas en la corte rusa en la cual se ve involucrada la mismísima Dame Catalina II, la grande de Rusia y una máquina que juega al ajedrez… desde luego a Herr Bernard no le gustaban las tramas sencillas…
La excelente dirección artística del filme, en la cual suntuosos y elegantes decorados y su lujoso vestuario, transmiten al público el ambiente de época de la corte centroeuropea del siglo XVIII, es quizás el mayor logro de Herr Bernard, pues las intrigas entre polacos y rusos ( la narrativa cinematográfica se estanca ) muchas veces semeja ser una mera excusa para lucimiento de decorados, por no mencionar la obvia y predecible historia de amor interpretada por poco inspirados actores, destacando especialmente el incólume Herr Charles Dullin, el cual se ve sobrepasado por su propio autómata al mostrar éste último más emociones y movimientos faciales que su creador.
“Le Joueur d’échecs” es un ambicioso filme el cual debido a los demasiado y diversificados elementos del mismo, no del todo bien conjuntados por Herr Bernard, fracasa de forma evidente, un buen ejemplo, tal y como dice un proverbio germánico de que “quien mucho abarca poco aprieta”.
Y ahora si me lo permiten les tengo que dejar momentáneamente, pues este conde germánico tiene que mantener en jaque a una rica heredera teutónica.
Herr Graf Ferdinand Von Galitzien
4 Kommentare:
Verdaderamente el ritmo de la película deja mucho que desear... aunque el ataque final de los autómatas y la escena del fusilamiento del jugador mecánico srven para redimir este demasiado amicioso filme. Quien mucho abarca, poc aprieta...
Usted lo ha dicho, con su característica y trémula voz..., mein lieber abuelito; esas escenas que usted menciona son realmente curiosas y destacables ( prácticamente todas las que protagonizan esos inquietantes autómatas ) dentro de un filme que resulta demasiado cansino para la tercera edad, ciertamente...
Herr Graf Ferdinand Von Galitzien
Herr Vön Galitzien:
Coincido con su óptica de el film. Pero a mí, luego de 41 años de dedicarme a los trucos del Cine y la TV ( Le ruego sepa disimular esta mala palabra.) me fascinaron los autómatas y su realización.
Lo saluda atetamente
Don Antonio Solans-Santamarina
www.fxtrucos.8m.com
No tema, mein lieber Herr Antonio, éste su Herr Von también aprecia sobremanera a esos inquietantes autómatas y sus malas intenciones en este curioso filme.
Herr Graf Ferdinand Von Galitzien
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