Freitag, Mai 01, 2009

"Orlacs Hände" (1924) By Robert Wiene


Ah, what aristocratic days are these!!... These modern times of the new 21st century have many similarities to the old youthful times that Herr Graf spent in Deutschland at the beginning of the ancient 20th century; that is to say, during those days the world had a tremendous financial crisis not to mention the menace of a world flu pandemic. It seemed appropriate then that Herr Von decided to revisit those memories by watching at the Schloss theatre a strange, oppressive film, a picture that reflected those times and the aristocratic mood. A perfect soirée, indeed!... The film was “Orlacs Hände” (1924) by Herr Robert Wiene.

It was a pleasure ( you have to know that German aristocrats have fun in a different and dark way .. ) to watch again such a classic Expressionist masterpiece. Thanks are owed to the longhaired youngsters at Kino who did an excellent restoration of this old nitrate which includes a bearable music score by Herr Paul Mercer that helps one to suppress the memory of the terrible score that was included some time ago in another release of the film; that music was scarier than the film itself.

Even today, to watch “Orlacs Hände” is a disturbing experience aside from appreciating its Expressionist values. Early in the film, the train crash sequence is full of dark and impressive shots that capture the confusion, warning the audience that this is a special oeuvre. It bespeaks a terrible chaos, uncertainty and darkness that engulfs the viewer in an oppressive, tormented atmosphere.

Due to the train crash, Herr Orlac ( Herr Conrad Veidt ) our hero will suffer horrible wounds to body and soul. The physical scars heal up but the psychological wounds are more difficult to overcome, especially when Herr Orlac discovers that his new hands belonged to an assassin. This marks the beginning of a terrible “tour de force” between body and soul that will torment Herr Orlac throughout the film. His fragility is challenged by pain and suffering and though solace and calm ultimately prevail he must first face constant uncertainty, delirium and the threat of insanity.

The Expressionist shadows, appropriately enough, surround the main characters ( The performances by the great Herr Veidt and Dame Alexandra Sorina are also in the Expressionist manner ) and their habitats; their home, at the hospital, and in the streets. An oppressive, morbid, gloomy atmosphere prevails and suits perfectly a story of wicked impulses and disturbed minds.

Hands demanding crimes, the weakness of the human will, blackmail from an unscrupulous criminal, a medical experiment, a father who hates his son… such are the subjects in “Orlacs Hände”, an unnerving masterpiece and the perfect aristocratic silent film choice for a cloudy soirée in these 21st uncertain times.

And now, if you'll allow me, I must temporarily take my leave because this German Count must lend a hand in this time of crisis by drinking only a glass of Rhine white wine instead of the whole bottle.

Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

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¡Ah, pero que tiempos más aristocráticos son éstos!... Y es que estos nuevos tiempos del siglo XXI tienen ciertas similitudes con los viejos tiempos de juventud que éste Herr Graf pasó en Germania a principios del siglo pasado, el pasado siglo XX, pues durante esa época el mundo se enfrentaba también a una terrible crisis económica además de la amenaza de una pandemia mundial de gripe… por dichas cuestiones, éste Herr Von decidió recordar los viejos tiempos viendo en el teatro del Schloss un extraño, opresivo filme, una obra que reflejase el espíritu de aquella época además del habitual estado de ánimo aristocrático, vamos, lo que es en toda regla una perfecta soirée… el filme elegido fue “Orlacs Hände” (1924) de Herr Robert Wiene.

Fue todo un placer ( deben ustedes tener en cuenta, que los aristócratas entienden por pasárselo bien el hacerlo de una forma ciertamente diferente y muy sombría… ) volver a ver esa gran obra maestra, además de un clásico del Expresionismo alemán, mucho más actualmente si cabe, debido a que los melenudos jovenzuelos de “Kino” han acometido recientemente una excelente restauración de ese viejo nitrato silente el cual incluye una soportable banda sonora a cargo de Herr Paul Mercer, ayudando así a olvidarse de la terrible composición musical que acompañaba a otras ediciones del clásico de Herr Wiene y cuya música resultaba ser mucho más espeluznante que el filme en sí.

Todavía hoy, ver “Orlacs Hände” es toda una experiencia desasosegante, sin olvidarnos igualmente de sus grandes valores artísticos y Expresionistas.
Comienza el filme con un accidente ferroviario nocturno, una secuencia repleta de oscuros e impresionistas planos que capturan el caos y un terrible desconcierto, un incierto y sombrío ambiente que sumergirá al espectador dentro de una opresiva, atormentada atmósfera, advirtiendo el público desde ese mismo instante, que está ante una obra muy especial.

Debido al accidente ferroviario, el protagonista del filme, Herr Orlac ( Herr Robert Wiene) sufrirá terribles heridas tanto en cuerpo como en espíritu; sus cicatrices físicas curarán pronto pero las heridas psicológicas que sufrirá son mucho más difíciles de superar, especialmente cuando Herr Orlac descubre que sus nuevas manos han pertenecido a un asesino, iniciándose así el comienzo de un terrible “tour de force” entre cuerpo y alma, el cual atormentará a Herr Orlac durante todo el filme, mostrando una incesante fragilidad, todo un desafío de dolor y sufrimiento, pues aunque finalmente la calma y el sosiego triunfarán, Herr Orlac tendrá antes que enfrentarse a una constante incertidumbre, al delirio e incluso a la amenaza de la locura.

Las sombras Expresionistas están presentes durante todo el filme, rodeando a los protagonistas ( típicas interpretaciones expresionistas a cargo del gran Herr Conrad Veidt y Dame Alexandra Sorina ) y sus circunstancias ( en su hogar, en el hospital, en las calles… ),una opresiva, enfermiza y oscura atmósfera ideal para una historia de impulsos malvados y mentes perturbadas.

Manos que exigen actos criminales, la flaqueza de la voluntad humana, un chantaje a cargo de un criminal sin escrúpulos, un experimento médico o un padre que odia a su hijo, estos son nada más y nada menos que algunos de los asuntos que acontecen en “Orlacs Hände”, una desconcertante obra maestra y desde luego toda una perfecta elección silente aristocrática para pasar una típica y nubosa soirée de uno de estos días de incertidumbre del nuevo siglo XXI.

Y ahora si me lo permiten les tengo que dejar momentáneamente, pues este conde germánico tiene que echar una mano en estos tiempos de crisis, por lo cual se beberá solamente una copita de vino blanco del Rhin en vez de la botella entera.

Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

7 Kommentare:

Roberto Amaba hat gesagt…

Hola, qué tal,

No esperaba menos del aristócrata teutón, no trabajar nunca excepto el 1 de Mayo, gran bofetada simbólica al proletariado.

Usted la describió bien: desasosegante la película, angustiosa. Si da la casualidad que no conoce Cowards bend the knee del no menos melendudo Guy Maddin, me tomo la licencia, usted lo llamará desfachatez, de recomendarle su visionado como complemento de este otro nitrato aquí reseñado.

Un saludo.

Histeriahistrionica hat gesagt…

Estimado (a mi pesar) Herr Conde,
Europa está en crisis y esta melenuda impertinente en guerra. Me declaro Expresionista (también Simbolista y Surrealista)y no soy alemana. No he deambulado por las vías de Dresde, ni de Munich, sin embargo, me gusta el claro oscuro y disfruto viviendo entre las sombras. Reconozco que he creado un monstruo (yace agonizante, en algún lugar del abismo), señor Ferdinand, y me explico:
Hace algunos años, inicié una cruzada proyectada en la inocencia de mis sueños juveniles. Me imaginaba como un caballero andante librando su última batalla. Esos ideales, por desgracia herr, han fenecido.
Hoy... soy como el personaje de la película de Wiene, un Frankenstein, con unas manos que no me obedecen (a veces, se apodera de mí un ente siniestro con tendencia a darle a la tecla del ordenador), una cabeza que rueda hasta el borde del precipicio y un corazón ausente.
¡Qué suerte, Herr Conde, poder ser un caballero! Y... ¡qué injusticia para una dama tener que deponer sus cuchillos afilados en la angustia de la oscuridad! ¡Visibilidad para las damas... de triste figura o de formas redondeadas!!!
Esther.
PD: ¿le molestan mis comentarios, herr?

Ninovska hat gesagt…

Qué compañeros tan extraños tiene el Sr. Conde, y qué películas tan raras. ¿Manos de asesinos trasplantadas? Eso no es nada, por las barbas de Marx... Karl, Marx. No obstante ¡cuánto me gustaría verla!
En fin, que he dado con un foto de la que creo es su Scholss y la dejo para la envidia de proletarios como yo:

http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Image-Schloss_Nymphenburg_Munich_CC.jpg


Ninovska, sin sombrero


Oiga, cambie el idioma del blog que nunca me acuerdo de lo que tengo que poner para salir de esta página, no querrá que me quede sin poder salir atrapada en un bucle sin fin... capaz es, estos aristócratas desearían vernos encadenados a su servicio, ¡no nos esclavizarán!

Histeriahistrionica hat gesagt…

Estimado...¡cómo no!... herr Conde,
No puedo evitar sentir cierta envidia (siempre sana... como una manzana que acaba de caer del árbol) al comprobar la ostentosidad y el lujo germánico con el que parasitea, durante sus eternos años sabáticos, un conde teutón. Aunque es demasiado racionalista su arquitecto, muy poco innovador... y, sin embargo, muy germánico, por otro lado. Pierde el romanticismo de un tétrico castillo, señor Ferdinand, y no parece disponer de innumerables estancias en la que perderse con su querido Alzheimer... ala norte y sur, tal vez, sean dos puntos de referencia para un desnortado herr Graf. (¡Difícil tarea la de recordar los cuatro puntos cardinales a su avanzada edad!.)
¿Está habilitada su coqueta mansión para los tiempos modernos? ¿tiene pasadizos secretos y mazmorras? ¡Mon dieu, no quiero pensar en las atrocidades y perversiones que comete, señor conde, con el servicio domesticado!
Esther.

Ferdinand Von Galitzien hat gesagt…

Y es que desde luego las desgracias germánicas, cuando vienen, no vienen solas...

Éramos pocos y parió la abuela ( probablemente, éste dicho clásico germánico sea de difícil comprensión en sus respectivas lenguas e igualmente de difícil traducción, pero viene a decir, más o menos, que cuando en la U.R.S.S. ustedes en sus pisos comunitarios se las creían muy felices compartiendo baño con doce familias más, resulta que ahora tienen que compartir la "toilette" con dos docenas más... ) pues si éste Herr Von últimamente estaba en la compañía peligrosa de la revolucionaria e igualmente melenuda Dame Esther, miren ustedes por donde, hace su aparición estelar, cual Yuri Gagarin, la ínclita Dame Ninovska...

Y como era de esperar han aparecido ciertas contradicciones y fisuras en los hielos siberianos, pues como ha recalcado Dame Esther, no sin cierto conocimiento de causa, esas insidiosas imagenes que Dame Ninovska ha jurado por la momia de Lenin pertenecían al Schloss original de éste Herr Von, lógicamente no se corresponden con la realidad, en lo que es otro ataque maquiavélico de la ínclita rusa hacia la inexistente honorabilidad de éste aristócrata teutón...

Y es que, lógicamente como apunta con un Kalashnikov Dame Esther, ese palacete ordinario no es del gusto teutón... ¿dónde están los pasadizos secretos?... ¿dónde se ubican las numerosas y elegantes telarañas?... ¿acaso hay espacio ahí para un lúgubre y húmedo sótano en donde archivar los filmes silentes?... NEIN!!!... ese edificio de nuevo rico ciertamente racionalista, no se corresponde con el gusto rancio aristocrático, por lo cual, olvídense de esas formas afrancesadas e imagínense arquitecturas más clásicas, mohosas e imperecederas y entonces tendrán ustedes una idea aproximada del habitate de éste su Herr Von.

Y perdone usted, Herr Roberto, estas disquiciones arquitectónicas por culpa de esas pérfidas habitantes de más allá del telón de acero, pues lo tenía muy olvidado a usted y sus circunstancias, un olvido merecedor de unos latigazos ( como esos que propina éste Herr Graf al servico doméstico para tenerlos domesticados... ) después de haber hecho usted toda una recomendación a éste Herr Von, de una obra de ese regurgitador del cinema más clásico e irreverente como es Herr Maddin, un director modernista, bien es cierto, pero del placer de éste su Herr Graf, por lo que se intentará ponerse al día de esas sus últimas realizaciones, que tanto satisfacen a éste aristócrata teutón.

Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

El Abuelito hat gesagt…

Esta película de Wiene la pasaron en la tele cuando era pequeño y me dió mucho, muchísimo miedo. Noches y noches aterrado con aquella voz: "Mis manos... mis manos... estas no son mis manos...", sólo de ver a Conrad Veidt en cualquier otro título ya se me erizaba el pelillo de la nuca.
Actualmente la tengo sin restaurar y sin banda sonora, así que habrá que hacerse con la edición de Kino...
Y aunque sea pueda sonar a sacrilegio en su silente schloss,dado que no le tengo por un fanático, no puedo menos que recomendarle vivamente la versión hollywoodiana de Karl Freund, "Mad love", con el inigualable Pedro Lorre y con unas luces y sombras de no te menees...

Ninovska hat gesagt…

No, si encima pasaré por mentirosa, cuando una revolucionaria jamás miente, ni en sueños... hasta los sueños revolucionarios son verdaderos.
Ahora bien pudiera tratarse de una equivocación, que tomé por su mansión lo que era la casa del pastor de ovejas (muy culto pero pastor de ovejas al fin y al cabo, eso entendí, también pudiera tratarse de otra equivocación mía... ¡vaya casas se gastan los pastores en Occidente, qué despilfarro para esclavizar a sus mujeres limpiando suelos y quitando telarañas, en fin, acabo el paréntesis porque no los existen interminables pues todo lo que se abre se cierra, y lo que sube baja)

¡A la lucha, camaradas!