During the early silent cinema history, historic or costume films were in fashion among audiences around the world; people liked very much to watch all those dressed up characters playing epic adventures and recreating historical events through times in old Europe.
Herr Henry King directed “Romola” in the silent year of 1924 just after the excellent “The White Sister” which was filmed entirely in Italy as was “Romola”, so the Amerikan director thought that for the cost of one film, why not to have two?... And of course staying in Italy provided more time for producers and cast to be tourists through the beautiful capital city of the region of Tuscany, Florence and surroundings.
The story is set in Florence when the splendorous Italian city was ruled by the Medici, that is to say, it’s a tale of ambition, political intrigues along with a love story and images of the beautiful city. Unfortunately, “Romola” is not a very inspired work; a very strange case this because with such elements and the Medici’s spirit around, Herr King should have made a more interesting oeuvre. On the contrary, “Romola” is a wizened film, older in style than the Medicis themselves.
The most interesting aspect of the film are the actresses and actors. The Gish sisters have the leads and, while they are not at their best certainly, it is always a pleasure to watch Dame Lillian and Dorothy playing their conventional heroines so common in these historical productions. As for the actors, well, to watch Herr William Powell and Herr Ronald Colman wearing those unbecoming hairdos together with stretched tights without losing their dignity is a very remarkable and important event in itself, ja wohl…
And now, if you'll allow me, I must temporarily take my leave because this German Count must try to cram his plump Teutonic body into one of those fashionable tights.
Herr Graf Ferdinand Von Galitzien
-/-
A principios de la era del cinema silente, los filmes históricos o de época estaban de moda entre el público del mundo entero; la gente gustaba mucho contemplar a esos emperifollados personajes interpretando épicas aventuras en donde se recreaban acontecimientos históricos que abarcaban diferentes épocas de la vieja Europa.
Herr Henry King dirigió “Romola” en el año silente de 1924, justo después de su excelente filme “The White Sister”, película que fue rodada en Italia, así como también “Romola” y es que, debió pensar el director americano: ¿por qué no tener dos filmes por el mismo precio?... sin olvidarse igualmente que esa estadía en Italia les proporcionó más tiempo, tanto a los productores como a los actores de dicho filme, para hacer un poco de turismo por Florencia y sus alrededores, la región italiana de Toscana.
La historia de “Romola” está ambientada en Florencia cuando tan esplendorosa ciudad italiana estaba gobernada por los Medici, por lo cual el filme narra una historia sobre la ambición, intrigas políticas además de incluir una historia de amor y bonitos planos de tan bella ciudad.
Desafortunadamente “Romola” no es una obra demasiado inspirada, un hecho bastante extraño éste, pues con tan interesantes ingredientes además de contar con el espíritu de los Medici en las inmediaciones, Herr King pudo realizar un filme muchísimo más interesante, teniendo como resultado final una acartonada y anticuada obra más vieja que los mismísimos Medici.
Lo más interesante del filme recae en sus actores y actrices; las hermanas Gish son las protagonistas y aunque no son éstas unas de sus mejores interpretaciones, siempre es todo un placer contemplar a Dame Lillian y a Dame Dorothy interpretar sus convencionales heroínas silentes tan habituales en esas producciones históricas.
Y hablando de los actores, en fin…, contemplar a Herr William Powell y a Herr Ronald Colman luciendo unas muy poco favorecedoras pelucas además de unos ajustadísimos leotardos y no perder ambos su dignidad, ya es en sí todo un hecho éste más que destacable, ja wohl!...
Y ahora si me lo permiten les tengo que dejar momentáneamente, pues este conde germánico tiene que intentar encajar su orondo cuerpo germánico en una de esas mallas tan de moda.
Herr Graf Ferdinand Von Galitzien
Herr Henry King directed “Romola” in the silent year of 1924 just after the excellent “The White Sister” which was filmed entirely in Italy as was “Romola”, so the Amerikan director thought that for the cost of one film, why not to have two?... And of course staying in Italy provided more time for producers and cast to be tourists through the beautiful capital city of the region of Tuscany, Florence and surroundings.
The story is set in Florence when the splendorous Italian city was ruled by the Medici, that is to say, it’s a tale of ambition, political intrigues along with a love story and images of the beautiful city. Unfortunately, “Romola” is not a very inspired work; a very strange case this because with such elements and the Medici’s spirit around, Herr King should have made a more interesting oeuvre. On the contrary, “Romola” is a wizened film, older in style than the Medicis themselves.
The most interesting aspect of the film are the actresses and actors. The Gish sisters have the leads and, while they are not at their best certainly, it is always a pleasure to watch Dame Lillian and Dorothy playing their conventional heroines so common in these historical productions. As for the actors, well, to watch Herr William Powell and Herr Ronald Colman wearing those unbecoming hairdos together with stretched tights without losing their dignity is a very remarkable and important event in itself, ja wohl…
And now, if you'll allow me, I must temporarily take my leave because this German Count must try to cram his plump Teutonic body into one of those fashionable tights.
Herr Graf Ferdinand Von Galitzien
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A principios de la era del cinema silente, los filmes históricos o de época estaban de moda entre el público del mundo entero; la gente gustaba mucho contemplar a esos emperifollados personajes interpretando épicas aventuras en donde se recreaban acontecimientos históricos que abarcaban diferentes épocas de la vieja Europa.
Herr Henry King dirigió “Romola” en el año silente de 1924, justo después de su excelente filme “The White Sister”, película que fue rodada en Italia, así como también “Romola” y es que, debió pensar el director americano: ¿por qué no tener dos filmes por el mismo precio?... sin olvidarse igualmente que esa estadía en Italia les proporcionó más tiempo, tanto a los productores como a los actores de dicho filme, para hacer un poco de turismo por Florencia y sus alrededores, la región italiana de Toscana.
La historia de “Romola” está ambientada en Florencia cuando tan esplendorosa ciudad italiana estaba gobernada por los Medici, por lo cual el filme narra una historia sobre la ambición, intrigas políticas además de incluir una historia de amor y bonitos planos de tan bella ciudad.
Desafortunadamente “Romola” no es una obra demasiado inspirada, un hecho bastante extraño éste, pues con tan interesantes ingredientes además de contar con el espíritu de los Medici en las inmediaciones, Herr King pudo realizar un filme muchísimo más interesante, teniendo como resultado final una acartonada y anticuada obra más vieja que los mismísimos Medici.
Lo más interesante del filme recae en sus actores y actrices; las hermanas Gish son las protagonistas y aunque no son éstas unas de sus mejores interpretaciones, siempre es todo un placer contemplar a Dame Lillian y a Dame Dorothy interpretar sus convencionales heroínas silentes tan habituales en esas producciones históricas.
Y hablando de los actores, en fin…, contemplar a Herr William Powell y a Herr Ronald Colman luciendo unas muy poco favorecedoras pelucas además de unos ajustadísimos leotardos y no perder ambos su dignidad, ya es en sí todo un hecho éste más que destacable, ja wohl!...
Y ahora si me lo permiten les tengo que dejar momentáneamente, pues este conde germánico tiene que intentar encajar su orondo cuerpo germánico en una de esas mallas tan de moda.
Herr Graf Ferdinand Von Galitzien
7 Kommentare:
Queridíiisimo e ilustríiisimo Conde Ferdinando,
¡Cuán ladino y maquiavélico llega a ser, señor Conde, mostrando una película de época (histórica)!
Y... no se coloque, todavía, la peluca porque aunque usted desearía ser un príncipe del Renacimiento (con leotardos incluídos) no es más que un humanista (que no humorista) sagaz, sirviendo en bandeja de plata, una obra silenciosa que propicia su utilitarismo egoísta.
Ahhh... 'La Famiiiiilia'... la familia Medici... esos que dejaron un importante surco en la memoria debido al mecenazgo ejercido en el arte, la literatura y el pensamiento... (¡mama mía! ¡Quo vadis!... ¿dónde vamos a parar?).
Recuerdo sus dispendios y derroches... por no mencionar a uno de los integrantes del clan familiar, concretamente, el osado Lorenzo (tan brillante y esplendoroso como el astro sol) llamado 'el libertino' en las soireés (saraos en Castilla) de la corte florentina. Su promiscuidad con las damiselas de la época se hizo famosa en la magna Italia y despertó las envidias de todos los Barones y varones (entre ellos el Barón de Vidé y el Barón de Cubertain) y aquellos otros pertenecientes a la Liga Santa de Cognac (conocidos por su querencia al buen licor de la zona).
Estoy casi segura, herr Conde, que habrán llegado a sus oídos los rumorosos rumores de sus hazañas muy históricas, por otra parte.
¿Y... no sabía, herr Ferdinand, que eran los insignes antecedentes de la cosa nostra?... por no mencionar su relación con la familia Borgia...
Borja Mari y sus amigos, son los ilustres descendientes de tan aristocrática familia.
Pues, sí, ya ve como se la gastaban en el Renacimiento cuando Leonardo no trabajaba (por horas)antes de desaparecer en un esfumato difuminado.
¡Menos mal que siempre podemos contar con la colaboración estelar de algún secundario, actor, que se ciña una buena red de malla en la cabeza! ¡Así está la res pública y la Cosa Nostra!
Estimado, herr Conde:
¿No se habrá quedado, su ilustríiisima, enredado (por no decir atorado) en la tela de araña de su malla?
Un consejo practico para colocarse tan complicado atuendo:
1º- Coloque a ambos lados de la prenda (malla) a dos de sus criados domesticados sujetando los extremos.
2º- Súbase a algún mueble de esos que usted colecciona de la época Tudor (sin pudor) y salte intentando caer en el interior de esos endiablados e irreverentes ajustados leotardos.
3º- Finalmente... dé unos pequeños saltitos (tres), tirando de la cinturilla, para de esta manera tan sutil acomodar su orondo cuerpo teutón.
Y... voilé!!
P.D: ultimamente el correo del Zar funciona poco y mal.
¡A las trincheras, herr Conde, o mejor dicho, huuuya... escóoondase en su sótano nitroso, mohoso y oscuro!
Descienda por los pasadizos secretos (llévese el itinerario señalizado y olvide a su amigo 'Al', Alzheimer, para los más allegados) y corra a ocultarse, sin reparo, a buen recaudo (con candado y Condado) en una de sus cómodas camas sepultadas bajo tierra. Descienda hasta los infiernos de esos lechos calientes que forman parte del panteón familiar, cincelados con escudos e inscripciones varias, en sus sábanas pétreas.
La Revolución Bolchevique ha llegado... ¡ya están aquíiii!... nada ni nadie puede evitarlo... han derribando un muro impenetrable, perforado las puertas de su querido castillo (todo ello sin caer en el foso). ¿No escucha a los asaltantes? reclaman lo que es suyo (de ellos), luchan por la libertad.
La dictadura del proletariado ha llegado y nadie sabe cómo ha sido(como la primavera con gripes, alergias y estornudos varios... achss... achss... están escocidos) ¿No los escucha? Sus voces son estridentes pero acompasadas y sus proclamas mitineras, se han quedado sin eco... tras las últimas europeas.
Escuche!!!... esta melenuda impertinente, con tendencia a darle a la tecla del ordenador, ha llegado con su ejercito de hormigas asesinas (una sucesión de letras de color negro tan oscuro como la muerte) que armada con sus más elevados propósitos, no cejará en el empeño de proclamar sus ideas idealistas.
¡Que la diosa Fortura se apiade de su edad avanzada y de su flojedad!
Esther.
Mein liebe Dame Esther:
¡Vaya por Gott!... y es que como bien dice un dicho germánico de difícil traducción a su tosco idioma, "cuando las desgracias vienen, éstas no llegan solas"...
Pues mire usted por donde, resulta que ahora usted es la cabecilla de una ( otra ) intentona revolucionaria ante las puertas del Schloss, otra horda de hoscos y malhumorados especímenes de clases depauperadas que intentan culpar a las clases elevadas de su precario estado social, todo un despropósito, ciertamente, pues ya se sabe que cuando a las clases populares se les conceden ciertas licencias, éstas las utilizan sin el menor estilo y elegancia, cayendo y convirtiéndose finalmente, en lo que los susodichos intentaban combatir y es que no hay nada más lamentable que un nuevo rico.
Pero lo peor del asunto no es que usted lidere esa Revolución abocada al fracaso, si no que ésta le pille a éste su Herr Von embutido ( nunca mejor dicho... ) en uno de esos leotardos recientemente mencionados y publicitados en éste diario silente, todo un espectáculo embarazoso el dar órdenes a los guardias del Schloss para que dispersen a esa multitud de vociferantes, llevando con dudosa dignidad tan dudosa prenda textil tan poco favorecedora, sobretodo cuando los años van pasando y la ley de la gravedad cumple a rajatabla la ley de la física... aunque lo peor está aún por llegar, pues éste Herr Graf teme que esos leotardos se le resistan y se aferren a las carnes aristocráticas con férrea voluntad, impidiendo su extracción de forma indolora...
Herr Graf Ferdinand VonGalitzien
Ahh... queríiidisimo, Herr Conde, sus palabras (siempre elocuentes y en este caso gráficas) me producen cierta ternura...
Su graciosa entidad silenciosa ¿está escocido?... ¡Mon Dieu!... no quiero pensar en el después... tenga cuidado con la extracción de la prenda... ¡no vaya a quedarse prendada de usted, herr Graf!... ya sabe que para despellejar, esta melenuda impertinente, es una autoridad y, usted, ¡pobrecillo, siempre sufriendo! (en silencio, claro está).
Le recuerdo que existen unos pantalones (cortos) que van muy bien para estos casos de rojeces y ya que se acerca la temida hora de la demencia senil incapacitadora (por la avanzada edad, herr Graf, ¡qué contrariedad!) vaya haciendo acopio de esos resolutivos pantaloncitos llamados 'dodotis' que le sacarán de algún que otro aprieto u congestión o simplemente de algún problemilla (aislado, claro) de incontinencia (no verbal), además de proteger sus partes pudendas.
Hágame caso, Herr Conde, que usted ya no está para muchos trotes y no puede durar eternamente...
Por cierto, espero poder conocer su identidad silente antes de que esa fatalidad (la muerte) se acerque a colocarle en jaque mate.
Y le digo (lo siento, no he podido hacer mutis, he tenido que responder al 'aristós aristas') que las revoluciones comienzan con un cambio de mentalidad y la crisis, Herr Graf, tal vez sea crisis de ideas.
¡Viva la Revolución!
As silly as this sounds, I want to watch this film to see William Powell in tights.
I have never heard of this film, thus I shall look into it! I'm sure the scenery is gorgeous if it was filmed in Italy.
Mein liebe Dame Stephany:
Don't worry about your innermost and shameful desires, something similar happens with this Herr Graf about huge and femenine corsets...
Herr Graf Ferdinand Von Galitzien
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