Samstag, November 27, 2010

“Der Balletterzherzog: Ein Wiener Spiel von Tanz und Liebe” (1926) By Max Neufeld


The Arch-Duke Herr Sixtus especially cares for Arts and particularly for young ballet students. The same is true of the Arch-Duke A.D.C., Herr Count Paul Paladin who shares with the Arch-Duke a special affection for Frau Elisa Jenkins, a young ballet student.
Unexpectedly and thanks to a misunderstanding involving Frau Elisa and the Arch-Duke, the young student will become the new Prima Ballerina of the “Wiener Staatsoper”.

To say that this Herr Graf watched an Austrian silent operetta recently at the Schloss theatre, is certainly an evident and obvious remark, much as saying that a commoner watched an American silent western, a Bolshevist silent propaganda, a French silent romance or an Italian silent film full of divas.

In “Der Balletterzherzog: Ein Wiener Spiel von Tanz und Liebe” (1926), an Austrian silent romantic operetta in which you can watch -- besides luxurious indoor scenery featuring Palaces and the Vienna Opera -- a love triangle that involves an Arch-Duke, his adjutant and a young ballerina. Everything is filmed properly by Herr Max Neufeld ( e.g. his use of the travelling camera emphasizing the grandioseness of the Austrian scenery points out his inner artistic intentions ). He’s an Austrian film director who had an early career as an actor and he possessed a special fondness for those typical Austrian subjects that commoners like so much ... and obviously aristocrats don’t because they don’t like documentaries.

Accordingly, such an Austrian operetta casts the three main characters of the film with performers that play their roles properly: Herr Albert Paulig as an old aristocrat satyr, an Arch-Duke with a particular interest in ballet primadonnas, Frau Dina Gralla as the lively ballerina girl who goes to and fro into the arms of the Arch-Duke and his adjutant, played by Herr Werner Pittschau as a bewildered young Austrian Count.

Unfortunately the film hasn’t any rich and fat old heiress so necessary when aristocrats are around. There is only the presence of the Arch-Duke’s aunt does not provide a good example of the fattening diet that Austrian aristocrats like so much, because eating schnitzels all day it is not, exactly, a piece of cake…

Everyone is settled in elegant and astounding aristocratic indoor settings that are plentiful in Vienna, so in this film the art direction staff didn’t have anything to improve ...or to do. So, meanwhile, during their vacation, the director simply put the camera in front of all of those decadent and majestic settings.

Certainly the Viennese atmosphere helps to develop a predictable and, at the same time, witty and charming story ( in spite of all, this is Austria and the warm essence of decadence is everywhere ). Probably in other wicked hands this would be a more interesting silent film and full of malice. That’s mainly due to the characteristics of the story, the kind that commoners like very much to exaggerate, that is to say, the aristocrat’s carefree and lustful way of life. However, Herr Neufeld displays many virtues with a mixture of irreverence and hilarity. For examples: the Opera divas’ rivalry, the continual misunderstandings involving between the three main characters and the military /love manoeuvres at Mudwitz.

The classic and decadent operetta atmosphere that can be seen in the film is curiously intertwined with the modern 20’s of the last century. That fact at first bewilders the audience watching those Austrian fellows wearing those impeccable uniforms or even the Arch-Duke in civvies in the streets of Vienna! That’s not to forget the down to earth life of Frau Elisa who resides in a modest apartment. There’s a very interesting combination of modest common real life with the luxury and aristocratic Palaces in a witty contrast that Herr Neufeld certainly uses in order to distinguish and mock properly the aristocratic world of decadence. He transmits to the audience a world of fantasy and idealized dreams that only in the silent films can come true. For this reason “Der Balletterzherzog: Ein Wiener Spiel von Tanz und Liebe” is an excellent paradigm of a film operetta.

And now, if you'll allow me, I must temporarily take my leave because this German Count must continue to rehearsal about dancing on the tips of his aristocratic toes.

Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

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El Archiduque Herr Sixtus muestra una especial querencia por las Artes y especialmente por las jóvenes aspirantes a bailarinas, lo mismo que le acontece a su ayudante, el conde Herr Paul Paladin, el cual tiene mucho interés por Frau Elisa Jenkins, una de esas jóvenes aspirantes a bailarinas mencionadas anteriormente.
De forma inesperada y gracias a un malentendido en el cual se ven involucrados tanto el Archiduque como la joven Elisa, ésta última se convertirá en la Prima Ballerina de la “Wiener Staatsoper”.

Decir que éste Herr Graf ha visto recientemente en el teatro del Schloss una opereta silente austriaca, es ciertamente toda una evidente obviedad, es cómo decir que un plebeyo ha visto uno de esos filmes silentes de vaqueros americanos, un filme de propaganda bolchevique, una obra romántica silente afrancesada o un filme italiano repleto de divas.

“Der Balletterzherzog: Ein Wiener Spiel von Tanz und Liebe” (1926), es, precisamente, una romántica opereta silente en la cual se puede contemplar, además de lujosos escenarios interiores en los cuales se aprecia el esplendor de los palacios y la Ópera de Viena, un triángulo amoroso protagonizado por un Archiduque, su ayudante y una joven bailarina, todo ello filmado de forma muy correcta por Her Max Neufeld ( baste citar el uso del travelling destacando así la grandiosidad de esos lujosos escenarios austriacos, como muestra inequívoca de sus particulares intenciones artísticas ), el cual además de director, también tuvo una primera etapa silente como actor, mostrando un especial interés Herr Neufeld, por esos típicas cuestiones austriacas que tanto gustan a los plebeyos y que obviamente a los aristócratas no, pues éstos últimos no gustan contemplar documentales.

El filme cuenta con un trío protagonista cuyos actores interpretan de forma pintiparada a sus personajes, Herr Albert Paulig como un viejo sátiro aristócrata, un Archiduque con especial interés por primadonnas, Frau Dina Gralla como la pizpireta aspirante a bailarina la cuala se mueve tanto entre los brazos del Archiduque como en los de su desconcertado ayudante, interpretado éste por Herr Werner Pittschau.

Desafortunadamente, en el filme no aparece ninguna rica y gorda heredera, tan indispensables éstas cuando se está hablando de la aristocracia; solamente se puede apreciar en el filme la presencia de la tía del Archiduque la cuala no es buen ejemplo de la dieta rica en grasas que tanto gustan a los aristócratas austriacos, pues ciertamente, estar comiendo durante todo el día “schnitzels”, pone en grave peligro a la más esbelta figura…

Todos los actores está ubicados en elegantes y majestuosos decorados interiores de esos que tanto abundan en Viena, por lo tanto el equipo responsable en el filme de la dirección artística no tuvo nada que hacer o mejorar al respecto, pudiendo disfrutar de unas vacaciones mientras el director simplemente colocaba la cámara en frente de esos decadentes y majestuosos escenarios de la capital austriaca.

Ciertamente la atmósfera vienesa ayuda muchísimo a la hora de desarrollar ésta historia predecible y al mismo tiempo, sibilina y encantadora, pues a pesar de todo, esto es Austria y el cálido aroma de la decadencia está por todas partes, aunque probablemente en otras manos mucho más perversas, el filme estaría impregnado de mucha más malicia debido a las especiales características que posee la historia del filme, siendo esa clase de historias en donde se refleja la libidinosa y despreocupada vida aristocrática que a los plebeyos les gusta tanto exagerar; de todas formas, Herr Neufeld muestra cierto virtuosismo en su filme al mezclar cierta irreverencia e hilaridad tal y cómo acontece en secuencias como la de la rivalidad existente entre divas operísticas, los continuos malentendidos entre los tres protagonistas del la película o las particulares maniobras militares y amorosas en Mudwitz.

La clásica y decadente atmósfera de opereta está curiosamente entrelazada en el filme con los modernos años 20 del siglo pasado, un hecho éste que al principio puede sorprender al público asistente, al contemplar a esos señores llevando uniformes tan impecables por las calles vienesas o incluso ¡ver al Archiduque de paisano! por las mismas, sin olvidarse igualmente de la vida ordinaria de Frau Elisa la cuala vive en un modesto apartamento, toda una interesante combinación de la vida ordinaria y terrenal plebeya en comparación con la vida de aristocrático lujo en palacio, todo un malévolo contraste que Herr Neufeld ciertamente usa para así diferenciar y burlarse de ése decadente mundo aristocrático, consiguiendo transmitir al público un mundo de fantasía e idealizados sueños que solamente se pueden cumplir éstos en la pantalla silente, por dicho motivo “Der Balletterzherzog: Ein Wiener Spiel von Tanz und Liebe” es el perfecto paradigma de toda una clásica opereta silente.

Y ahora si me lo permiten, les tengo que dejar momentáneamente, pues este conde germánico tiene que continuar ensayando su baile en puntillas.

Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

2 Kommentare:

angeluco10 hat gesagt…

Una comedia correcta,sin mayores problemas de interpretación aunque a mi la "primera bailarina" me pareció un poco pato jajaja.

Ferdinand Von Galitzien hat gesagt…

¡Ah, ustedes los melenudos y su falta de conmiseración acerca de ciertos y pequeños defectos artísticos!... siempre y cuando éstos, natürlich!, estén relacionados con la artes aristocráticas, natürlich!... pues en los casos de entretenimiento populachero, ustedes se dejan llevar de forma ciertamente displicente y placentera por esas manifestaciones burdas y carentes de interés incluso para una guía melenudo-turística...