Samstag, Oktober 03, 2009

"Fine Manners" (1926) By Richard Rosson


Aristocrats have good reason to be extravagant, bizarre, and nonchalant; namely, to keep the coarse people away from the upper echelon. Thus it is necessary for aristocrats to cultivate strange or fine manners, the like of which won’t be used or understood by the lower classes. This discourages them from meddling in the lives of their betters.

But sometimes there is an exception, strange cases where that exclusive and private aristocratic line is crossed and the secret key to achieve such a privilege is that terrible and dangerous weapon used for years by ordinary people: love… That primitive and irrational human feeling defies logic or countermeasure so it is useless to draw on such traditional defences as strengthening the Schloss walls with extra watchmen or putting more crocodiles in the moat.

And that’s what happens in the film “Fine Manners”, an oeuvre directed by Herr Richard Rosson in the silent year of 1926, a romantic comedy starring the great silent star Frau Gloria Swanson as the madcap Orchid and the impassive Eugene O’Brien as the rich and bored Brian.

The film depicts what happens when a rich boy accidentally meets a crude girl on New Year’s Eve. It’s a small comedy but entertaining and full of class war stories. For example, the rich boy who usually attends exclusive and normal events as balls or soirées must cope with the crude girl who likes very much going to strange places such as the fair in order to watch the educated fleas. These are certainly two very different ways of having a good time.

Interesting and different surroundings can be seen in the film, from the Amerikan soirees and exclusive apartments of the bored upper class classes to the common life of the city. The film gives a remarkable contrast of the two ways of life.

Obviously the enormous differences between classes and their completely different behaviour must be adjusted, so Frau Orchid with the help of her particular Pygmalion, Aunt Agatha ( Frau Helen Dunbar ) will learn fine manners in order to fit in to her fiance’s world. Finally, such complicated task will succeed but the boy will not like the final results because his girl is now a perfect and stiff aristocratic Frau and has lost her peculiar spontaneity and freshness, so he finally prefers that the madcap he met before come back.

There is an interesting parallel in the film; the controlled behaviour of the fairground educated fleas is against their animal nature; the same thing happens to Frau Orchid who suffers enormously because of her new fine manners. At the first chance the fleas will escape such unnatural control looking for a comfortable dog to live with and Frau Orchid will do the same, recovering her crude manners with the acquiescence of her fiancée.

Naturally, the film gives Frau Swanson an excuse to display gorgeous gowns on the screen ( her favourite pastime ) and of course there are those well-known and well illuminated and classic beautiful close-ups of her.
Frau Swanson shines in the film, not surprising having in mind the many lights that were needed for those entire close ups. This is quite different from Herr O’Brien, bored and unmoved. It seems to this German count that he doesn’t act but just portrays himself.

The film also has a peculiar and curious moving camera that emphasizes and gives rhythm to the film; expertly directed by Herr Rosson, this is an effective though minor silent picture.

And now, if you'll allow me, I must temporarily take my leave because this German Count must educate a bad mannered Teutonic fräulein.

Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

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La razón por la cual los aristócratas mantienen esos extravagantes comportamientos, acompañadas de extrañas modales e impasibles actitudes, se debe a que, gracias a esas cuidados, extraños y raros modales, la gente ordinaria, al no entender tan peculiares comportamientos y desde luego no emplearlos jamás en sus vulgares vidas, se consigue de esa forma, mantener a las clases populares bien alejadas de las clases altas.

Pero a veces hay excepciones, extraños casos en donde la exclusiva y privada línea aristocrática es traspasada por la gente ordinaria gracias a un arma secreta que éstos poseen y así conseguir tan gran privilegio, una terrible y peligrosísima arma que llevan empleando la gente común desde hace muchos años: el amor… ese primitivo e irracional sentimiento humano que desafía a la lógica aristocrática, por lo cual resulta inútil tomar medidas tradicionales y de defensa en el Schloss, tales como reforzar la vigilancia en las almenas o echar más cocodrilos en el foso.

Y eso es precisamente lo que acontece en el filme “Fine Manners”, una obra dirigida por Herr Richard Rosson en el año silente de 1926, una comedia romántica protagonizada por la gran estrella silente Frau Gloria Swanson en el papel de la alocada y ordinaria Orchid, acompañada ésta por el impasible Herr Eugene O’Brien como el aburrido y rico Brian.

El filme narra lo que suele acontecer cuando un jovenzuelo rico conoce de forma accidental a una chica ordinaria durante la nochevieja; el filme es una pequeña comedia muy entretenida, repleta de esas clásicas guerras de clases, esto es, el típico joven rico que habitualmente acude a exclusivos eventos como bailes o soirées y que por culpa del amor, tendrá que soportar a una joven ordinaria que prefiere mucho más acudir a extraños lugares como los parques de atracciones en donde se pueden ver espectáculos como las pulgas amaestradas…, desde luego son dos formas muy diferentes de cómo algunos entienden lo puede ser una fantástica velada.

Interesantes y muy diferentes escenarios se puede ver en el filme, desde las soirées y los exclusivos apartamentos de la aburrida burguesía americana, hasta la ordinaria vida en la gran ciudad, grandes contrastes y muy diferentes formas de vida que el filme muestra hábilmente.

Obviamente y debido a las enormes diferencias de clases y los diferentes comportamientos que hay entre los dos protagonistas, en el caso de Frau Orchid, ésta, con la inestimable ayuda de la tía Agatha ( Frau Helen Dunbar ), que será su particular Pygmalión, intentará ésta pulir su comportamiento, enseñándole buenos modales para de ésta forma poder encajar en el exclusivo mundo de su novio; finalmente, tan complicada tarea es resuelta con éxito pero al joven no le agradará demasiado los resultados finales pues su novia se ha vuelto ahora toda una auténtica y estirada joven burguesa, perdiendo su particular espontaneidad y frescura de antaño, prefiriendo finalmente, el joven burgués, recuperar a la alocada joven que había conocido originalmente.

Hay un interesante paralelismo en el filme; el domesticado comportamiento que se puede apreciar en las pulgas amaestradas del parque de atracciones, está en contra de su naturaleza animal, lo mismo que le ocurre a Frau Orchid, la cual sufre enormemente con sus nuevos buenos modales, por dicho motivo y a la primera ocasión, las pulgas escaparán de tan antinatural control en busca de un cómodo perro en el cual vivir, lo mismo que Frau Orchid, que recuperará su intrínseca mala educación con la aquiescencia de su fiancée.

Lógicamente, la trama del filme es uns excusa perfecta para Frau Swanson para lucir magníficos vestidos en la gran pantalla silente ( su pasatiempo favorito ) además de poder mostrar igualmente en el filme, sus bien conocidos y bien iluminados bellos primeros planos tan clásicos de la actriz americana.
Frau Swanson brilla especialmente en el filme, algo por otra parte nada raro si se tiene en cuenta la gran cantidad de luz que se necesitó en esos mencionados y numerosos primeros planos…, nada que ver con Herr O’Brien, impasible y aburrido, teniendo la sensación éste conde germánico de que el actor no estaba actuando si no interpretándose a sí mismo.

En el filme también se puede apreciar una peculiar y curiosa cámara que resalta y da ritmo durante numerosas escenas de la obra, muy bien dirigidas éstas por Herr Rosson, en lo que es para éste Herr Graf, un pequeño e igualmente apreciable filme silente.

Y ahora si me lo permiten, les tengo que dejar momentáneamente, pues este conde germánico tiene que educar a una maleducada fräulein teutónica.

Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

2 Kommentare:

Histeriahistrionica hat gesagt…

Ahahahaha... ¿dándoselas de Pygmalion?... eduque, eduque... (ya que es usted un Conde y no tiene Ducado ni educación de Dux) a su querida y, sin embargo, maleducada frau... lein!!!

Entretenida comedia romántica, nada moderna y muy clásica (¡la eterna lucha de clases...! ¡Mon Dieu!)
Dame Swanson con iluninación artificial o sin ella siempre brilla... ¿acaso tiene, herr, alguna duda? y usted se preguntará a pesar de poseer un molde vacío por cabeza "¿es por alguna extraña razón un astro sol, Frau Swanson?" a lo que alguna menda melenuda que le es muy desconocida le podría responder "brilla porque tiene luz propia, es una mujer sin sombra."
Debo decir, querido Ferdinando, que para mi dame Swanson es sinónimo de Norma Desmond en el Bulevard de la luz y de los sueños... ¿rotos? sí, hechos añicos y a medio camino entre el silencio crepuscular y el sonido de los dioses inmortales... en transición hacia la eternidad del cine.

Y por lo que veo tiene usted malas pulgas en este filme silente... ¡demasiado carácter el germánico, por lo que leo!
Y, finalmente, llevando una vida perruna... lo mejor que uno puede hacer es tener malas pulgas y si no se pueden amaestrar cual pygmalión domador, hay que dejarlas en estado natural y alocado (¡siempre pegando saltitos!)

Histeriahistrionica hat gesagt…

Querido Conde Pyg... ejem, ejem... malión,

Transmita a su fiel y, sin embargo, mal pagado secretario Gunthel, mis agradecimientos más sinceros por la impecable labor realizada en la traducción de mis toscos y peliagudos escritos... degradándola al indescifrable idioma de vuestra graciosa entidad silente.

P.D.: Debería recibir una gratificación onerosa por tan delicada misión y un nuevo diccionario.