Samstag, Oktober 31, 2009

"Le Diable Au Coeur" (1928) By Marcel L'Herbier


Herr Marcel L’Herbier, an excellent French director of the silent era, made his most important works during the 20’s of the last century. These are astounding silent oeuvres in which the modern, fashionable artistic tendencies that were in vogue in those early days are much in evidence. These avant-garde works have remarkable art-decó settings and are highly appreciated nowadays by silent connoisseurs for their modernity and Herr L’Herbier very personal style.

“Le Diable Au Coeur” (1928) is, in some ways, a completely different film in comparison with those avant-garde and “modern” films mentioned before; this time Herr L’Herbier forgets those fashionable experimental tendencies for the sake of a most conventional and realistic setting of a little French fishing town.

The beautiful maritime background and the little seaside village where the main characters live, condition the life and troubles of our heroine, Frau Ludivine Bucaille ( Betty Balfour ) . She is a madcap girl who leads a gang of boys who play continual childish pranks in the small village. She lives with her father and her two brothers (who are terrors like herself).She will maintain a troubled love relationship with Delphin ( Herr Jaque Catelain ) until, acting on the advice of her father who is looking out for his own interests, she gets engaged to Gaston Lauderin ( Herr Leo Da Costa ) an old satyr and owner of the town tavern.

This Herr Von can say also that “Le Diable Au Coeur” tells a conventional love story that from time to time seems monotonous and gives to this German count a feeling of “déjà vu” but thanks to Herr L’Herbier’s skilful artistic intentions and the emphasis he gives to village life (very credible atmosphere with a strong regional flavour) and an excellent gallery of supporting characters, the familiar love story floats along on the waters of realism.

The beautiful scenery was photographed by an excellent trio, Herr Lucien Bellavoine, Herrr Jean Letort und Herr Louis Le Bertre, who capture the proper maritime background from the beautiful harbour to the decadent tavern. The art direction adds immeasurably to the film’s effectiveness.

“Le Diable Au Coeur” is a remarkable film, less avant-garde, more humanistic than l’Herbier’s other works but just as memorable ( as a curiosity, this film was produced together with UFA and Gaumont-British ). It depicts the greed, ambition and the human miseries of men, primal human feelings that can found in the most avant-garde of settings or in the life of a small town by the sea.

And now, if you'll allow me, I must temporarily take my leave because this German Count has other fish to fry.

Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

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Herr Marcel L’Herbier, notable director afrancesado de la época silente del cinematógrafo, realizó sus más notables obras durante la década de los años 20 del siglo pasado, sorprendentes filmes éstos en donde se mostraba lo más moderno, las tendencias artísticas más de moda y en boga durante dicha época; esos excelentes filmes vanguardistas, en los cuales se podían apreciar notables decorados “art-decó”, son muy apreciados hoy en día por todos los “connoisseurs” silentes debido a su modernidad y al estilo tan personal que infundía a sus filmes Herr L’Herbier.

“Le Diable Au Coeur” (1928) es, de alguna forma y en comparación, un filme totalmente diferente a esos filmes mencionados anteriormente, tan vanguardistas y modernos, pues en esta ocasión Herr L’Herbier se olvida de las últimas tendencias artísticas y experimentales para optar por los más convencionales y realistas escenarios de una pequeña villa costera afrancesada.

Será en los bellos escenarios de la mencionada villa, en donde los personajes protagonistas del filme vivirán sus peripecias, centradas especialmente en la heroína del filme, Fau Ludivine Bucaille ( Betty Balfour ), toda una alocada jovenzuela la cual lidera una pandilla de mocosos que continuamente están haciendo travesuras en dicho pueblo costero; Frau Ludivine vive con sus padres y dos hermanos, éstos últimos tan impresentables como la susodicha, manteniendo, además, nuestra protagonista, una complicada relación amorosa con Herr Delphin ( Jaque Catelain ), hasta que por culpa de los interesados consejos de sus padres, nuestra heroína finalmente se ve comprometida en matrimonio con Gaston Lauderin ( Herr Leo Da Costa ), un viejo sátiro además de ser el dueño de la peculiar taberna del pueblo.

Este Herr Von tiene que resaltar que “Le Diable Au Coeur” narra una convencional historia de amor que de tanto en cuanto semeja demasiado monótona, dándole a éste conde germánico una sensación de “déjà vu”, aunque finalmente y gracias a las habilidades artísticas de Herr L’Herbier el cual otorga mucha importancia en el filme al ambiente realista y cotidiano del pueblo pesquero, consiguiendo una atmósfera costumbrista muy creíble, además de resaltar en el filme toda una notable galería de personajes secundarios, consiguiendo de ésta forma que la historia de amor se diluya en las aguas de un excepcional y peculiar realismo cinematográfico.

Los escenarios reales del filme fueron fotografiados por un excelente trío, Herr Lucien Bellavoine, Herr Jean Letort und Herr Louis Le Verter, los cuales aprehenden el auténtico ambiente marítimo en escenas, por ejemplo, exteriores que transcurren alrededor del puerto del pueblo, como en los interiores del hogar de Frau Ludivine o la decadente taberna de la villa, sin olvidarse igualmente de la dirección artística la cual contribuye de forma notable a la efectividad y realismo del filme.

“Le Diable Au Coeur” es un notable filme, menos vanguardista que ciertas obras de Herr L’Herbier, más humanista e igualmente destacable ( como curiosidad, mencionar que éste filme fue producido por la teutónica productora UFA y la Gaumont-British ), un filme en el cual se muestra la avaricia, la ambición y las miserias humanas de los seres humanos, sentimientos primarios éstos que tanto se pueden apreciar en las obras vanguardistas de Herr L’Herbier, como en convencionales filmes costumbristas del director afrancesado como el que hoy se menciona.

Y ahora si me lo permiten, les tengo que dejar momentáneamente, pues este conde germánico tiene otros asuntos importantes salitrosos que atender.

Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

1 Kommentar:

Histeriahistrionica hat gesagt…

Querido Conde,

Como usted habrá podido comprobar la ortodoxia es contraria a mis principios, quizá, por ser una surrealista histriónica o, simplemente, una melenuda inconformista.
¿Usted nos ha introducido en un cuadro costumbrista enmarcado por un perfil articulado costero, dejándonos acariciar por la brisa de una composición marina muy afrancesada? Aunque, mi querido Conde, sospecho que no tenemos mar de fondo y navegamos en aguas superficiales y muy calmadas a pesar de poseer una cuidada dirección fotográfica y estar producida por la UFA... (no entiendo cómo no le hicieron el boicot acostumbrado)
Usos y tradiciones que caen en la monotonía del estancamiento, sin llegar al crítico realismo de más oleaje y mar arbolada. Todo diluido por la marea de una historia de amor con lastre marino incorporado. ¿Uno de los habituales triángulos amorosos en la obra celulosa del director?

Si escuchase de fondo (sin aguas profundas y nada de viento) un envolvente arabesco inspirado por Debussy, en un piano desafinado, ¿creería que le estoy tomando el pelo? ¿Ahhhh... no? Si fuese una melena de cuerda, tal vez sí.
Eso es lo que le sugiere a esta cosaca el estilo costumbrista, de corte paisajista y de meras descripciones, casi, pictóricas llegando, incluso, al folckorismo. Claro, que este pancromatismo puede ser muy apropiado para describir paisajes evocadores sin ninguna profundidad analítica, ya que nos presenta una película por momentos cansina, monótona y encasquillada que se diluye en agua salada. Herr Graf, nos da la pincelada espumosa de un gran ditector afrancesado como Herr L' Herbier y, usted sin previo aviso, pretende aderezar nuestro banquete fílmico con un salubre plato (sin haber utilizado el pastel para colorearlo)... es más recomiendable, hágame caso, el impresionismo para ese menester.

Y al igual que usted creo que esta historia ya la he vivido... me parece mucho más refrescante el sumergirse en las playas impresionistas, expresionistas o realistas de una costa acantilada. Y bañarme (o mojarme), fundamentalmente, cuando la historia que se narra tiene sustancia yodada más que salitrosa.