Freitag, Mai 09, 2008

"Der Rosenkavalier" (1925) By Robert Wiene


From the beginning, silent film showings were not silent; depending on the status of the theatre, different melodies accompanied always those film showings. Coughing or marital discussions together with children howling were the music accompaniment in small theatres of towns without resources; improvised or popular songs were played at the piano in medium theatres in provincial towns; orchestras provided the music in elegant theatres in reputable and important capital cities.

Some important European composers were seduced by the possibilities and importance of the cinema and composed or adapted their own compositions to be played live in those important theatres. This happened with the German composer Herr Richard Strauss who recomposed and adapted his famous and successful opera “Der Rosenkavalier” ( The Knight Of The Rose ) for the screen, capturing the spirit of that musical comedy of three acts, not to mention that the screenplay was written by Herr Hugo von Hofmannsthal, the opera’s librettist, and last but not least, the great German director Herr Robert Wiene, directed the film version for the silent screen, three German aces in the same silent project, certainly.

Obviously the German aristocrats prefer to watch ( while catching up on their sleep ) opera at the Opera House and not in a coarse theatre but it must be admitted that this silent film adaptation provides a good vehicle for lazy and modern youngsters to acquaint themselves with such an elegant musical spectacle.

The story: While her husband is becoming famous in the war, the marshal of Werdenberg's wife consoles herself in the arms of the youngster Octavian and tries to arrange the love affairs of her cousin, the baron Ochs, by presenting him to young Sophie. This baron is taken with her and the Marschallin proposes Octavian to be his “Rosenkavalier” in order to present the traditional silver rose to his fiancée. But youngsters are youngsters and sex hormones hold sway over the whole world so for that reason immediately Octavian and Sophie fall in love with each other…

This film adaptation of “Der Rosenkavalier” is one of the better of “grandiose” German costume films and Teutonic film operetta. It's an elegant and romantic film beautifully made in artistic terms ( excellent and varied set design, not to mention, obvious soigné costumes ) , technically excellent and wittily made ( flashbacks and a Sibylline use of the ellipsis ) in order to condense and adapt Herr Strauss’ opera original story for the screen. This hard task is very well accomplished, summarizing successfully three aristocratic love stories full of love conspiracies and maintaining intact the spirit of the opera on which it was based ( it combines the theatrical and cinema virtues very well ). It does not depend exclusively on its musical spectacle merits but works as an independent and original film production. The many classic court ceremonies and the elegant atmosphere makes for one of those delicious and decadent German exaggerated operettas that the aristocracy likes so much.

“Der Rosenkavalier” was excellently and recently restored by the German-French TV. Channel “ARTE” which reconstructed the missing end of the film with some stills and obviously includes the original Herr Strauss film score. The restored silent film was premiered at Dresden ( that German city that some bad-mannered youngsters blew into pieces sometime ago ) in the “Semperoper”, that magnificent Semper Opera House in which in the year 1925 Herr Strauss’ “Der Rosenkavalier” made its first stage appearance.

And now, if you'll allow me, I must temporarily take my leave because this German Count must dance a waltz and sing an aria at the same time.

Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

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Desde sus inicios, las proyecciones silentes no eran del todo silentes; dependiendo del estatus del teatro, diferentes melodías acompañaban las proyecciones.
Toses, discusiones matrimoniales o niños berreando, eran el acompañamiento musical en los pequeños cines de pueblos sin demasiados recursos; improvisadas melodías o canciones populares eran tocadas al piano en teatros de ciudades con posibles y grandes orquestas eran las encargadas de poner música en los elegantes cinemas de prestigiosas capitales.

Algunos importantes compositores europeos fueron enseguida seducidos por las posibilidades e importancia del cinematógrafo, componiendo o adaptando sus propias composiciones para ser tocadas en director en importantes teatros.
Así hizo el gran compositor germánico Herr Richard Strauss el cual recompuso y adaptó su famosa y exitosa ópera “Der Rosenkavalier” para el cine, capturando el espíritu de su comedia musical en tres actos, sin olvidarse igualmente que el guión de dicha adaptación cinematográfica fue escrito por Herr Hugo von Hofmannsthal, el libretista de la ópera original y finalmente, el gran director teutón Herr Robert Wiene, dirigió la versión cinematográfica para la pantalla silente, tres ases germánicos para un mismo proyecto silente, ciertamente.

Obviamente los aristócratas germánicos prefieren ver ( y dormir ) la ópera en la Ópera y no en un vulgar cinema aunque de todas formas hay que admitir que esta adaptación silente es un buen vehículo para que los perezosos y modernos jovenzuelos se familiaricen con tan elegante espectáculo musical.

La historia de “Der Rosenkavalier” es la siguiente: mientras su marido se hace famoso en la guerra, la mujer del mariscal Werdenberg se consola en los brazos del joven Octavian y al mismo tiempo intenta arreglar los asuntos amorosos de su primo, el barón Ochs, presentándole al susodicho, la joven Sophie; la mujer del mariscal propone a Octavian para ser el “Rosenkavalier” del barón, esto es, el encargado de ofrecerle a la prometida la tradicional rosa plateada, pero los jóvenes son siempre los jóvenes y sus hormonas sexuales iguales en todo el mundo y por esa razón Octavian y Sophie se enamoran el uno del otro…

La adaptación cinematográfica de “Der Rosenkavalier” es uno de esos “grandiose” filmes de época germánicos además de una operetta teutónica; es un elegante y romántico filme, bellamente realizado en términos artísticos ( excelentes y variados decorados sin olvidarse, obviamente, de un cuidadoso vestuario ), técnicamente e ingeniosamente hecho, incluyendo flashbacks y un sibilino uso de la elipsis, esto último para así condensar y adaptar la ópera de Herr Strauss para la pantalla silente.
Esta ardua tarea está más que lograda, resumiendo exitosamente tres aristocráticas historias de amor y sus conspiraciones, manteniendo intacto el espíritu de la obra en la cual están basadas ( el filme combina las virtudes teatrales y las cinematográficas perfectamente ), no dependiendo exclusivamente de los méritos de la ópera original, pues el filme funciona perfectamente como una independiente, original producción cinematográfica.
Las clásicas ceremonias de la corte y la elegante atmósfera del filme, consiguen que sean una de esas deliciosas, decadentes y exageradas operetas que la aristocracia gusta tanto.

“Der Rosenkavalier” ha sido excelentemente y recientemente restaurado por el canal televisivo germánico-afrancesado “ARTE”, reconstruyendo la parte final perdida del filme con algunos fotogramas, además de incluir, obviamente, la partitura original de Herr Strauss; el filme restaurado fue estrenado en Dresde ( esa ciudad germánica que algunos maleducados melenudos destrozaron hace algún tiempo ) en el “Semperoper”, el teatro de Ópera de dicha ciudad, el mismo en el cual en el año 1925, Herr Strauss estrenó su ópera “Der Rosenkavalier”.

Y ahora si me lo permiten, les tengo que dejar momentáneamente, pues este conde germánico tiene que bailar un vals y cantar un aria al mismo tiempo.

Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

1 Kommentar:

Richard hat gesagt…

My Dear Count:

I'm late for a card game at the Palais Andalusia tonight, but I wanted to quickly forward my compliments to you for your delightful description of Dresden (buried amid the rubble, ironically enough, of the more important topics under consideration in your post). How rare to find such terse, Tacitean prose in an entry otherwise devoted to opera! I remain, as always, your humble admirer.