Este Conde germánico ha sufrido toda una auténtica conspiración por parte de su maltratado servicio doméstico ( ¡esos desagradecidos! ) cómo no se recordaba desdes los tiempos del imperio Austro-Húngaro, atreviéndose a embaucar los susodichos a éste aristócrata con sus tejemanejes de los barrios bajos, en una especie de conspiración melenudo-musical.
Y es que finalmente esa velada en una ciudad de provincias centralizada, no resultó ser, como creía éste aristócrata desconocedor de las artimañas malvadas de sus criados, un acto en conmemoración del aniversario ( da envidia comprobar lo bien que se conserva Herr Wolfgang ) del 250 aniversario de Herr Mozart, NEIN!... todo lo contrario, éste aristócrata asistió, por el contrario y sin previo aviso Condal, a un evento musical melenudo y lógicamente ruidoso como mandan sus reglas, teniendo como protagonistas a un terceto de afrancesados ( comprueben ustedes lo pérfido de la conspiración doméstica ) y británicos, vamos, ¡el acabóse! ( esta expresión típicamente teutona viene a decir en su tosco idioma algo así cómo "el colmo de los colmos" ( ustedes y su gusto por la reiteración... ).
Por si esto no fuese suficiente despropósito, éste aristócrata teutón se vió envuelto, antes del intercambio de veladas musicales, en otra encerrona e igualmente peligrosa para un aristócrata germánico, siendo varios miembros prominentes ( por sus abdómenes comunistas ) del patio de vecinas, sus protagonistas y más específicamente, un melenudo con pasiones por deportes nada elegantes ( olvídense del cricket o del polo ), un melenudo con nombre algorítmico y un célebre afrancesado declarado y conspirador conjuntamente con una marquesa con tendencia a enseñar de forma ostentosa y ordinaria sus pertenencias más terrenales... en fín, cómo pueden ustedes comprobar éste aristócrata teutón hacía años que no se veía tan acosado por los males del mundo moderno ( practicamente desde la gripe de los años 10 y que en consonancia con esta conspiración, también se denominó "hispánica" ) echando mucho de menos los gruesos e infranqueables muros del "Schlöss".
Y ahora si me lo permiten les dejo momentáneamente, pues éste Conde germánico necesita ajustar el nivel de agudos de su trompetilla, muy estropeada tras los ruídos ensordecedores de anoche, además de usar el látigo en nuevas modalidades fustigantes para con el servicio doméstico.
Herr Graf Ferdinand Von Galitzien
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