Dienstag, März 07, 2006

Gastronomía Germánica III


Un aristócrata germánico, además de cuidar bien su pantagruélica alimentación, debe siempre saber cómo acompañar adecuadamente esas delicatessen culinarias con bebidas elegantes para que, en lo que es todo un arte muy difícil que solamente se consigue dominar tras muchos años de duro aprendizaje y botellas mil, finalmente el maridaje sea perfecto y el estómago teutón quede altamente complacido.

Por referencias varias de este su Conde teutón, que no por, tst, tst, tst… haber ustedes tenido la oportunidad de degustar tan exquisita bebida, ya estarán familiarizados con la copita de Porto que habitualmente acompaña las soirees de éste aristócrata germánico.
Se trata de un vino, el Porto ( siguen ahora explicaciones demasiado técnicas que seguramente ustedes no comprenderán ) envejecido y abandonado durante décadas en toneles alojados en inhóspitos sótanos faltos de luz, un vino que se extrae de la uva de la variedad correspondiente y que es recolectada y tratada por la servidumbre mal pagada ( las buenas costumbres aristocráticas son internacionales ) de las tierras que poseen los hacendados que habitan a las orillas de un río de Portugal perfecto para la crianza del vino de Porto.

Lo más complicado, difícil y meritorio de ese vino luso, no es el proceso que sigue y necesita para conseguir tan preciado licor, NEIN!, lo realmente complicado y meritorio es conseguir que la aristocracia europea mantenga la paciencia durante tantos años para finalmente conseguir descorchar una botella de Porto, un gran esfuerzo, ciertamente, un sinvivir durante el buen vivir de la aristocracia.

Y ahora si me lo permiten les tengo que dejar momentáneamente, pues este Conde germánico tiene que vestirse de etiqueta para asistir a una soirée en la embajada Prusiana no sin antes meter solapadamente y bajo la capa una botella de Porto king-size.

Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

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