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El hecho de que mis caras herederas teutonas estén tan esplendorosas y poco recatadas, es para demostrar, por si hubiese algún atisbo de duda metafísica germánica, la exhuberancia, el derroche de formas y posibles que poseen en todos los aspectos esas lozanas fräulein, demostrando así que efectivamente, la aristocracia germánica nada en la abundancia, literalmente.
Son esas ricas herederas teutonas, bellezas inconformistas con los cánones estéticos actuales que predominan entre los melenudos ordinarios, prefiriendo éstos esas señoritas secas y desganadas tan difíciles de entrever.
Y ahora si me lo permiten les tengo que dejar momentáneamente, pues este Conde germánico tiene que intentar salir decorosamente del agua, manteniendo impávido su rictus teutón.
Herr Graf Ferdinand Von Galitzien
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