Dienstag, April 25, 2006
Ricas Y Gordas Herederas Germánicas VI
Aquí tienen ustedes el gran misterio finalmente desvelado, el porqué la aristocracia germánica y por extensión nuestras queridas y grasas herederas teutonas o éste Herr Graf, se conservan tan bien y ricamente ( una obviedad, natürlich! ) desde la República de Weimar; además de otros trucos que ciertamente ayudan como pueda ser el uso del formol o el "dolce far niente" que tan bien le sienta a nuestros dilettantes cuerpos germánicos, si ustedes quieren estar siempre lozanos y rejuvenecidos "à la Teutonisches", además de, tst, tst, tst... intentar dejar esa vida de sacrificios obreros que tan ocupados les tienen, tendrían que practicar el golf en Germania tal y como reza ésta ilustración.
Y es que nuestras queridas herederas teutonas compaginan de forma admirable el uso de esos palos golfísticos ( un juego enérgico, que imprime carácter a nuestras fräuleins ) con sus dietas hipocalóricas, pues no se pueden ustedes imaginar lo que abre el apetito estar toda la mañana arreándole golpes a una indefensa pelota de caucho y más aún si además deber hacerse sin perder la compostura y vestidas para la ocasión...
Gracias a esa combinación de deporte dilettante y menú saciante, la eterna juventud está garantizada para nuestras caras fräulein y es que como dice un dicho teutón, no hay nada que le guste más a una germana que tener el palo de golf por el mango.
Y ahora si me lo permiten les tengo que dejar momentáneamente, pues este Conde germánico tiene que intentar localizar donde ha ido a parar finalmente esa pelotita tras un golpe impreciso desde el torreón norte del Schlöss.
Herr Graf Ferdinand Von Galitzien
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2 Kommentare:
Me alegro ver que sigue usted mantiendose guapo y estilizado practicado este deporte muy digno de usted.
Mis saludos
Elena
Mein liebe Damen Elena:
Este su Herr Von le agradece ( tiene que tener en cuenta que ésto último es una frase hecha germánica que no debe tomarse al pie de la letra en su rústico idioma, pues podría malinterpretarse... ) sus elogiosas palabras hacia la notoria esbeltez y aplomo atlético de éste su Herr Graf, recomendándole igualmente que cambie esas gafas tan modernas que usa, pues aunque le cueste creerlo, ese golfista de la ilustración no es su Conde teutón.
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