Donnerstag, Januar 12, 2006
Ricas Y Gordas Herederas Germánicas I
Ya va siendo hora de que les presente a alguna de mis queridas ricas y grasas herederas teutonas pues como ustedes los melenudos son de naturaleza desconfiada, además de revolucionaria, siempre podrían poner en entredicho la existencia de alguna de estas fräulein tan nombradas durante los últimos tiempos aristocráticos por éste Conde.
Les presento hoy a Damen Gerda Von Wandhofen, de los Wandhofen de toda la vida, una grácil señorita germánica como pueden ustedes comprobar, de mirada cristalina y directa al bazo, proveniente de una importante familia aristocrática proveniente de la parte alta de la baja Sajonia y con querencia también por esas batallas perdidas que tanto satisfacen a éste Conde e incluso a alguna marquesa provinciana, como da fe la buena colección de medallas pertenecientes a generaciones de antepasados suyos y que luce en la pechera del pecho dicha teutona, aunque de todas formas no superan éstas en importancia y brillo a las que luce éste Conde a la mínima ocasión durante sus recepciones aristocráticas.
Además de, como buena germana, la querencia familiar por el ritmo de la oca que ha heredado, entre otros bienes más materiales…, Damen Gerda, también es una fräulein de su tiempo con inquietudes varias, para que luego digan ustedes que los aristócratas nos dedicamos solamente a bostezar, entre otras actividades peligrosas.
Sería imposible enumerar la larga lista de virtudes que posee ésta rica heredera germánica, mencionar, entre otras, que es una persona muy cultivada como lo pueden atestiguar los numerosos labradores que trabajan a destajo y de sol a sol, las miles de hectáreas del Rhin de su propiedad o la infinidad de idiomas que domina, destacando entre otros, el germánico para uso exclusivo en ambientes aristocráticos o el idioma teutón para toda su servidumbre.
Y ahora si me lo permiten les dejo momentáneamente, pues éste Conde germánico y Damen Gerda tienen que intercambiar medallas repetidas o de materiales innobles y que figuran en sus respectivas colecciones privadas.
Herr Graf Ferdinand Von Galitzien
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3 Kommentare:
Sehr geehrter Herr:
Como alguien tiene que ponerle de una vez por todas en su sitio, me dirijo a usted como patriarca de los Wandhofen. Le empezaré diciendo que la relación de la señorita Gerda, mi hija, con usted ha sido un duro golpe para toda la familia. La abuela Elke en especial, está tan afectada que se niega a comer más de cinco platos seguidos. Su fama de cazadotes (qué palabras tan soeces me veo obligado a utilizar) es harto conocida en los círculos aristocráticos europeos y en España. Pero ella está tan ilusionada, la pobre, que hasta ha hablado con su mamá de esas cosas que hablan las madres con sus hijas cuando éstas tienen su primer novio. Ya me entiende...
Como bien dice usted, sería imposible enumerar todas las virtudes de mi hija, pero puntualizaré que, entre las numerosas medallas que adornan el vestido de fiesta de mi Gerdita, se le ha olvidado mencionar la que ganó en los campeonatos mundiales de halterofilia, ganada "a pulso" a esas bolcheviques tan poco femeninas, que ni se pintan las uñas para tan magno acontecimiento.
Espero que sepa tratar a mi hija con la delicadeza que su inocencia requiere, porque en caso contrario me veré obligado a retarle a un duelo. Aunque por lo que se comenta en todos los salones, usted es de los que mandan a sus padrinos con el certificado de enfermedad redactado por su doctor de confianza, Herr Caligari.
Una vez cumplido mi deber de padre, me retiro a afilar los sables de las numerosas panoplias que adornan mis salones.
Herr Markgraf Wolfgang Wandhofen
Estimado Conde:
Venía yo tan satisfecha y relajada después de confesar, en la intimidad de sus habitaciones privadas, mis pequeños e inocentes pecaditos al recién nombrado obispo de Calahorra, cuando me he encontrado con este lamentable "vodevil germánico". ¡ Qúe pena! ¡ Qué desilusión! Yo, que le tenía a usted en tal alta estima, estoy muy decepcionada. Por supuesto que ignoro los ofensivos comentarios, con respecto a usted, de la servidumbre, pero no puedo ignorar los de alguien de mi casta, el apuesto y renombrado, Marqués Wolfgang Wandhofen. Tenga cuidado Ferdinand, yo creo que damen Gerda no le conviene para formar esa familia que usted tanto debería desear. Es sabido por toda la nobleza europea y española que durante los campeonatos de halterofilia, damen Gerda, mantiene contactos poco recomendables con todo el equipo de halterofilia masculino de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Creo que con esto está todo dicho...
Por otro lado y dada nuestra incipiente amistad, desearía que tuviera a bien investigar entre sus numerosos contactos con la aristocracia y proporcionarme la dirección de la tal Yolanda de Ventimiglia. Deseo disculparme con ella y mandarle un jamón curado en mi cortijo de la provincia de Huelva y unas ricas yemas de Santa Teresa, provenientes del convento de la monjas Clarisas del cual soy benefactora.
Queda suya afectísima:
Lucila Virumbrales. Marquesa de Terminón.oc
MEIN GOTT!!
Y es que ya habíame advertido mi abuelo Von Galitzien II en su lecho de muerte antes de fallecer de muerte natural, "Von ( ya ven... ¡ah, cuanta confianza y familiaridad nos demostramos a veces los Galitzien en la intimidad! ) tenga usted siempre cuidado con las ricas y grasas herederas germánicas, es más, tenga incluso mucho más cuidado con sus padres, esos sátrapas que solamente están interesados en un buen partido para que así su hija luzca del brazo de un aristócrata gracias a pedigrís adquiridos en siglos gloriosos, en salones bien encerados!... ( como pueden ustedes comprobar, mi abuelo a pesar de estar muriéndose, podía soltar grandes parrafadas sin inmutarse su almidonado bigote ).
Y a los hechos se remite éste Conde germánico... regresa uno de una aburrida "soirée" ( hoy el cuarteto vienés no ha estado inspirado con las polcas ) y se encuentra con un progenitor airado y todo porque éste Conde se ha limitado a exponer los intereses más aristocráticos de éste que lo es, sin engañar jamás a Damen Gerda, pues ni siquiera éste Conde se toma la licencia de llamarla Gerdita como sí hace su padre... Herr Wandhofen elucubra y fantasea cual nuevo burgués sobre las pérfidas intenciones de éste aristócrata para con su hija cuando es notorio que pocas fantasías puede permitir Damen Gerda siendo como es campeona de halterofilia...´
Por si estos ultrajes no fuesen suficientes ( además de las polcas poco inspiradas del cuarteto de cuerda, de ese padre airado y de Damen Gerda y su desgana alimenticia ) aparece la marquesa de Terminón en escena ( ¡ella, que tanto odia el vodevil! ) para defender a la familia Wandhofen cuando es bien conocido que la susodicha no ha viajado más allá de Calahorra y siempre con su confesor como acompañante, temerosa cómo es de sus virtudes, cuando debería preocuparse mucho más por la enigmática Yolanda de Ventimiglia pues, entre otros amenazantes motivos, podría acabar en breve con su reserva de "delicatessen" gracias a sus enigmáticas artes.
Y es que también ya le advirtió a éste Conde germánico su abuelo Von Galitzien II en su lecho de muerte ( el mismo de antes y después de las declaraciones antes mencionadas antes de morirse definitivamente ) "Von, tenga cuidado con las Damen, sean éstas germánicas o de países ignotos o provincianos, su honor y sus finanzas depende de ello und ellas".
Herr Graf Ferdinand Von Galitzien
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