Freitag, Mai 12, 2006

"The Worldly Madonna" (1922) By Harry Garson


The story of “The Worldly Madonna”, directed by Herr Harry Garson, is shocking and funny strange. Even in early films things like twin sisters and drug addictions ( a novitiate and a night club dancer ) weren’t entirely unknown for your grandfathers because the early silent films weren’t as innocent as youngsters think.

The film is the story of Janet Trevor, a pious novitiate (Damen Clara Kimball Young) who prays to Gott day in and day out to save her sister’s soul. But her sister, Lucy Trevor (Damen Young again) lives a very dissipated life as a singer in the “Cubist Café” (obviously with such name, the café it’s a very bizarre place for a young lady). Due to her drug addiction and dangerous love affairs, Lucy will get involved in two different shootings. So trying not to face prison, she runs away and pays a visit to her pious sister at the convent, a more boring place than the “Cubist Café”, certainly. A suggestion is made to change places. So ultimately Lucy exchanges the night-dress for the monastic habit and the pious Janet will begin a religious mission trying to convert the “Cubist Café” audience to an exemplary life, (besides trying to settle the amoral life of her sister).

There is a most notable aspect of this film, besides the strange vicissitudes of the twin girls in their new surroundings that is at many times very hilarious even for a German Count without sense of humour. It’s the director skill to film the different shots when the two sisters are at the same scenery that makes one realize that this is a film that is very well edited. It is also a vehicle that highlights the interest and personal glory of Damen Clara Kimball Young, one of the most popular and famous actresses of the time.

And now, if you'll allow me, I must temporarily take my leave because this German Count must go to their elegant and exclusive club, a place far from those ordinaries cafés.


Herr Graf Ferdinand Von Galitzien


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La historia de “The Worldly Madonna”, filme dirigido por Herr Harry Garson, es sorprendente y ciertamente extraña, pues incluso en los primeros filmes mudos, historias sobre hermanas y drogodependencias ( novicia una y la otra bailarina de cabaret ) no eran del todo desconocidas para sus abuelos pues aunque ustedes los melenudos de hoy en día no se lo crean, sus antepasados no eran tan inocentes como ustedes se piensan.

El filme nos cuenta la historia de Janet Trevor, una pía novicia ( Damen Clara Kimball Young ) que reza todos los días a Gott para salvar el alma de su hermana pues ésta, de nombre Lucy Trevor ( Damen Young otra vez ) vive una vida disipada como cantante en el “Cubist Café” ( desde luego y con ese nombre, ese local es un lugar muy extraño para una jovencita ); debido a su adicción a las drogas y su peligrosa vida amorosa, Lucy se ve envuelta en varios tiroteos por lo que, para evitar ir a prisión, decide hacerle una visita a su pía hermana en el convento, un lugar mucho más aburrido que el “Cubist Café”, ciertamente.
Deciden ambas intercambiar personalidades, por lo que Lucy cambia el traje de noche por los hábitos de su hermana y la pía Janet comenzará de esta forma una especial misión religiosa que consiste en convertir al público del “Cubist Café” a una vida ejemplar ( además de intentar ordenar la vida amoral amorosa de su hermana ).

Hay un aspecto notable en este filme, además de las extrañas vicisitudes de las dos gemelas en sus nuevos escenarios y que por momentos son ciertamente hilarantes incluso para un Conde germánico sin sentido del humor, y es la habilidad que muestra el director a la hora de filmar los diferentes planos en los cuales coinciden las dos hermanas ( la misma actriz ) una buena muestra de un logrado montaje cinematográfico, un filme realizado para la mayor gloria de Damen Clara Kimball Young, una de las actrices más populares y famosas de la época.

Y ahora si me lo permiten les tengo que dejar momentáneamente, pues este Conde germánico tiene que acudir a su elegante y exclusivo club, un lugar muy distante de esos ordinarios cafés.


Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

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