Samstag, November 05, 2005

"Die Weber" (1927) de Friedrich Zelnik



En este filme dirigido por Herr Zelnik en el año 1927, se nos detalla de forma pormenorizada el proceso revolucionario, en éste caso, del gremio de los tejedores que dan título al filme, hacia su amo, o lo que es lo mismo, se nos explica detalladamente en qué consiste ese deporte favorito que tanto gustan y practican a la mínima ocasión, las clases medias y populares.
No deja nada atrás el director a la hora de explicarnos dicho proceso y sus etapas de forma ordenada; se comienza con la comparación odiosa entre la pobreza en la que viven los tejedores y la opulencia del empresario Dreissiger, interpretado este por el rotundo Paul Wegener, ( cómo bien dice su mujer en un momento del filme, "¡Ni que la riqueza fuese un pecado!"... ¡ah, sabias palabras! ), se prosigue entonces con el abuso de poder de Dreissiger hacia sus empleados que prácticamente se mueren de hambre, el descontento que ésta situación va generando entre los tejedores, la búsqueda de una disculpa para iniciar una revolución ( la bajada drástica aún más de sus míseros salarios ) a la que proseguirán entonces hechos de manual melenudo, esto es, allanamiento de morada por los sediciosos de las mansiones de la gente con posibles, destrozo de sus dependencias, desacato a la autoridad, escapada nocturna de los empresarios de sus perseguidores y finalmente confraternización entre los tejedores para iniciar lo que se creen será, tst, tst, tst... un mundo mejor y más justo.

Friedrich Zelnik fue un director, además de actor en sus años mozos, que siempre tuvo mucho éxito con sus filmes, de público que no de crítica, hecho éste que se comprende perfectamente en Die Weber, al darle a éstos lo que querían, un filme revolucionario y anti-burgués en unos años durante los cuales la anarquía y los comunistas melenudos campaban por la Repúblican de Weimar de forma notoria; el que la crítica no compartiese tanto entusiasmo con sus filmes populares, se comprende perfectamente en este filme, al pecar Herr Zelnik de una realización plana y morosa de más de dos horas.
Un filme excesivamente esquemático y maniqueista, con personajes estereotipados de previsibles actos, destacando solamente la dirección artística, sus decorados, muy minuciosos éstos a la hora de reflejar los diferentes ambientes que se retratan en la obra.

Y ahora si me lo permiten les dejo momentáneamente, pues éste Conde comienza a tener sospechas de que está siendo mirado mal y de reojo, cada vez que entra en el selecto club de aristócratas para tomarse un Porto y es que seguramente se han enterado de que uno está viendo estos filmes revolucionarios y en contra de los derechos de la aristocracia, poniendo en peligro de ésta forma, mi reputación ( aún más ) por no mencionar el crédito ilimitado que me otorgan mis gordas germánicas...

Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

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