Dienstag, November 01, 2005

"Zhivoy Trup" (1929) de Fedor Ozep



Como hoy ustedes están celebrando una de esas fiestas tan raras características de las clases medias melenudas y cuyos protagonistas en el día de hoy son sus familiares muertos ( y luego critican ustedes las excentricidades de la aristocracia… ), éste Conde, en su vano intento de comprenderles, ha elegido un filme cuyo título está más que indicado para éste día en cuestión.

“Zhivoy Trup” es una coproducción bolchevique-teutona ( ésta sí que es una gran excentricidad germánica ) basada en un obra del escritor ruso Leon Tolstoy, y cuyo título en germano es “Der Lebende Leichnam” o lo que es lo mismo en su rústico idioma, “El Cadáver Viviente”.

Dirigida por Fedor Ozep en el año 1929 ( por cierto, éste director demostró durante la realización de éste filme mucho sentido común, pues al finalizar el rodaje decidió no volver a la U.R.S.S. con el resto del equipo, quedándose en Germania para continuar su carrera artística ), el filme nos narra la historia de Fyodor Protasov, interpretado por el excelente director soviético Vsevolod Pudovkin, que al enterarse de que su mujer mantiene un idilio con otro hombre, decide concederle el divorcio y así poner fin a una relación insostenible además de procurarle con su decisión, la felicidad que su mujer busca en otro hombre.
La ingenuidad de Fyodor topará con los preceptos inamovibles que dicta la iglesia ortodoxa que se niega a concederle el divorcio a no ser que reúna alguna de las tres excepciones en las cuales sí está permitido, siendo una de ellas la del fallecimiento de uno de los cónyuges.

La situación familiar en casa de Fyodor cada vez es peor; tristeza, gritos y lloros continuos por parte de ambos ( por no mencionar que además el amante de su señora visita a ésta sin el menor rubor en su domicilio, para que luego me vengan ustedes con los adulterios de las clases elegantes… ) un ambiente familiar cada vez más enrarecido e insostenible, consiguiendo éste que Fyodor sopese cada día que pasa la idea de poner fin a su vida otorgándole de esa forma a su mujer la vida feliz que cree se merece; al ser incapaz de hacerlo, simula su propio suicidio convirtiéndose de esa forma en un cadáver viviente.

A destacar la reflexión que se cuestiona y se transmite al espectador durante toda la película sobre si, aunque sean legales, son justos ciertos preceptos establecidos por los poderes fácticos, el porqué, en este caso, tanto la iglesia y las leyes se unen en contra de la felicidad de las personas, cuando, cómo sucede en el filme, uno de los implicados decide de forma lúcida y amigable poner fin a una situación familiar de la mejor forma posible siendo consciente de que el amor ha saltado definitivamente por la ventana.

Magníficamente rodada, “Zhivoy Trup” es un perfecto ejemplo del cine soviético de esa gloriosa época: un lenguaje cinematográfico impecable, un diseño de producción muy cuidado, montaje vertiginoso y una galería de personajes secundarios con rostros ejemplares.

Y ahora si me lo permiten les dejo momentáneamente, pues me acaban de anunciar que ha llegado el Herr obispo a mi “Schlöss” para tomar la merienda.


Herr Graf Ferdinand Von Galitzien

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